miércoles, 6 de enero de 2010

Por què caray me pegò tanto la muerte de Sandro?

Yo què sè... miles y miles de mujeres, con la cara curtida por el trabajo, cero cirugìas, cero maquillaje y quilos de màs, mujeres con el trabajo diario marcado en la cara... llorando porque muere quièn? Un cantante.

Un cantante con el que ni siquiera se vieron una vez cara a cara.

Pero si tuvieron, moneda sobre moneda, la posiblidad de ir a verlo (aquel dìa que se pusieron el tapado de piel y los tacos que dolìan) al teatro, èl las hizo sentirse... especiales.

Tendrà que ver con haber doblado el codo de los 40? De deducir que ya nadie nos dirà "Te propongo, despertar una mañana"...?

Con sentirnos respetadas como mujeres, aùn desde el cursi lugar del "Pero no me pidas que no te ame asì"?

Aquello de "un caballero no tiene memoria" nunca mejor aplicado acà. NO lo pudimos ver quejàndose de sus parejas, ni aùn si alguna lo hizo sufrir.

Morbo, quizà?

Pero... por què tanta gente dejarìa que la deshidrataciòn la hiciera hilachas, sòlo para ver pasar... un cajòn?

La mayorìa de los ojos se veìan tristes. A veces en ese tipo de ceremonias "populares" se ve gente que se deja llvar por la algarabìa, por el hecho de "pertenecer" a la muchedumbre. Aquì no... todos parecìan ensimismados, como si recordaran a alguien a quien habìan cocinado, con quien habìan tomado mate.

Ustedes saben que yo suelo decir que respeto enormemente a los que me hacen reìr. A los que tienen chispa, picardìa. Bueno, supongo que èl la tenìa.

Saben... estoy conmovida. Y no porque me gustara desde siempre, no. Pero ante tanto monigote de voz chillona y aires de princesa, ver un señor mayor que se preocupaba por los trapos que se echaba encima, alguien capaz de correr la silla de una señora... me impresionaba. Tanto màs en estos ùltimos años que no lo escuchamos cantar, pero fuimos testigos de su camino hacia el final. No sè... pareciò tan valiente, tan ìntegro.


Salute.

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