miércoles, 7 de abril de 2010

Querìa decir chau.

Buscaba còmo despedirme.

Còmo desandar el sueño sin romper las caracolas.

Còmo acariciar por ùltima vez sus azules y sus grises.

Pero como siempre, maestra en el arte de la detonaciòn,

quebrè el ala de cristal del hada

despedì la turbiedad y el ocaso

y sòlo cerrè el camino tras de mì.




Pasaron 20 años del destino

(que entonces no sabìa que era destino)

y encontrè Rayuela en un estante

con el mismo olor a Tortoni de entonces...

las pàginas rodaron diferente

y entonces...deje ser quien era?

sòlo para retrotraerte/me de un lecho, de una huìda de

madrugadas fugaces

de un colectivo suburbano y la locura




Crecì? Puede ser.

Y aùn te añoro

aùn soplo la làgrima de tu ojo

para humedecer tu alma seca

Partiste? Y còmo no...

Partimos. Ha de ser eso.

Vos a la derecha y yo a la izquierda.

2 comentarios:

IRINAMORA dijo...

Qué lindo, Luisa Kuliok.

Vengo a escracharme: no leí Rayuela. Pecado mortal, ¿no?

Ya lo leeré y entonces, releeré tu tributo.

Beso grandotototote!!!

Sinfonía dijo...

Me hiciste lagrimear ,vos tenés la enorme virtud de hacerme reír, sonreír o lagrimear con tan solo una línea, una estrofa o dos palabras. Me gusta leerte y mucho, así que Sinfonía Otoñal alias Mónica(para que no queden dudas)te dice que sos una un hallazgo virtual muy especial