Fue una mala noticia.
Te negaste como siempre
a regalarme tu silencio.
Llenaste el mío de impurezas,
de deshilachadas voces imprecantes.
Entonces partí sin más, tendí la soga
di un paso adelante.
No hubo tiempo de perdones.
La vida se volvió de azul a negra.
Igual que la carta que arrugaba
tu mano sollozante.
jueves, 20 de octubre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario