sábado, 18 de abril de 2009

La edad... es importante?

Digo... es lo mismo empezar un secundario, o una carrera universitaria, a los 25 que a los 55?

No sòlo desde la mirada del otro, sino de uno mismo. Bàrbaro si decidimos hacerlo para demostrarnos capaces aùn, pero... sirve un mèdico recibido a los 60? Tiene los mismos reflejos que uno recibido a los 30, inclusive para decidir què hacer entre la vida y la muerte?

Ya sè que suena a darwinismo puro, pero me puse a.... bueno, me puse a pensar.

Sì, NO SE RIAN.

Yo siempre me resisto a creer que el fin del camino empieza a verse a los 40. Que la vida se debe interpretar como una recta laaarga, laaaaarga, laaaarga, cuya brusca curva final comienza a entreverse a los 40. Y està muy bien que uno a esa edad diga "Pero si tengo la mitad de mi vida por delante"...

Bueno. Sì. Tenemos la mitad de la vida por delante, pero tampoco nos apuremos tanto por desandarla, no.

Uno a esa edad se toma las cosas, seguramente, de otra manera. Sin la misma prisa que lo quemaba a los 25, en los que hay taaanto por hacer. Y al mismo tiempo quisiera revolear los huesos como lo hacìa entonces, ponerse una pollera corta sin que los jamones de las rodillas no toquen los tobillos, sentarnos a tomar un cafè y que un par de ojos reparen en nosotras, ver el cartel del 60 desde una distancia respetable (y no tomar el ramal equivocado y terminar en Glew), ver las etiquetas de los alimentos sin necesidad de rotarlas hasta que la luz del sol ilumine esas letritas miserables que nos cuentan cuàntas miserables calorìas nos zampamos con ese alfajor.

Y las arañitas... AHHH!!! Las arañitas que trazan carreteras en nuestros miembros inferiores, y los colgajos de nuestros brazos que pueden servir de bufandas en las frìas noches de invierno.

Y los rebeldes kilos de màs... y la rebelde vista de menos, y el olvido de la fecha de cumpleaños de nuestra mejor amiga. Y el dìa èse en que nos ponemos un zapato de cada color. Y las vedettinas èsas de colores furiosos que ya no pueden reemplazarse màs que con las carpas dei Circo Tihany.

Y el talle deseado, èse que supo ser "Extra Small" y ahora tiene como cuatro X antes del odiado "Large".

NOOOOO... si los cincuenta vienen tachonados de èxitos!

Si tenemos suerte, podremos conseguir algùn caballero con el que descorchar un Dulce y un Prime.Dios nos regalarà nuestras primeras dos hernias de discos, y si tenemos ganas podemos hacer combo y colocarnos 250 cms. cùbicos de mamas.

Nuestros hijos nos llamaràn todos los segundos jueves de cada mes (Y pensar que DE-DI-CA-MOS nuestra pequeña vida a hacer grande la de ellos!)

Se nos pegaràn los guisos de lentejas, las tortas, el merengue suizo se nos volverà cianòtico por quièn sabe què Ley de Murphy.

Se nos abriràn intereses tales como la Crìa del Conejo Enano, la lucha por la no extinciòn de la Tribu TomBucTù, la interesantìsima vida de Martita, viste, ya enterrò tres maridos en doce años...

(Y nosotras no podemos hacer nada con UNO)!!

El tèrmino "fiesta" ya no nos remitirà a alegres reuniones con alcohol y sin ropas... màs bien nos traerà un recuerdito de mantita en las rodillas y una orquesta tìpica tocando "Canaro en Parìs".

Yo, igual, les digo: hay cosas que no aprendì a hacer a mis 20... no las voy a intentar ahora a mis 45.

Y para los que estèn pensando pecaminosamente (èsos seguro que me conocen)... les dirè: NO VOY A APRENDER A TEJER A DOS AGUJAS.

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